Cuentan que
hace muchos años en un palacio lejano
vivían el rey Esteban y la reina Elsa, ambos eran mayores y deseaban con todas
sus fuerzas tener hijos pero nunca llegaba el día y cada vez tenían menos
esperanzas.
Después de
meses se enteraron de la maravillosa noticia y contentos anunciaron a todos los
habitantes de palacio que esperaban una niña, y que la pondrían de nombre Sara.
Aunque muchas familias de palacio esperaban que fuera un niño, los reyes
estaban muy contentos, a pesar de que Sara nunca podría a ser Reina, debido a
las normas de aquella época, en la que solo podían tener el trono los hijos de
reyes varones.
Por fin, después
de mucha tristeza, soñaban con empezar una nueva vida donde criar a Sara,
enseñarla todos los rincones de palacio donde jugar, y cuidarla hasta
convertirla en una gran princesa.
La
felicidad de los Reyes duró pocos días, pues al poco de nacer la nueva
princesa, la reina Elsa empezó a tener muchos dolores y a ponerse enferma.
Pasaban los días y los mejores médicos de Palacio no encontraban ningún método
para curar a la reina, por lo que decidieron darla una medicina para que cayera
sin dolor en un sueño profundo, del que nunca despertaría.
Los reyes
aceptaron las palabras de los médicos, pero la Reina, antes de tomar la
medicina pidió al rey que cuidara a Sara como habían soñado juntos, y que
cuando creciera, la diera un cofre con sus joyas. Además, Elsa añadió una
última cosa y le dijo al rey que encontrara otra mujer con la que compartir el
resto de sus días, pero que ésta mujer, fuera más bella y lista que la propia
reina.
Al día
siguiente, la reina cayó en sueño profundo y el rey se sentía triste y solo,
pasando los días contemplando y jugando con su hija Sara.
Al cabo de
un año, Sara ya se iba convirtiendo poco a poco en una mujer, y el rey Esteban insistía
en que su hija tuviera felicidad plena, por lo que se enteró de que varios príncipes
buscaban esposa e insistió a Sara en que les conociera.
Un día un
rey joven llamado Jaime visitó el palacio en busca de Sara, con el fin de
pedirla matrimonio. Sara no quería casarse bajo ningún concepto obligada, por
lo que para retrasar la boda pidió a su padre, el rey Esteban, los tres
vestidos más brillantes de la tierra, pensando que éste nunca los encontraría.
Por el
contrario, al cabo de unas semanas el rey le entregó los preciosos vestidos.
Sara, sin saber qué hacer, pidió un último obsequio, un abrigo compuesto por toda
clase de pieles del mundo. Finalmente y a pesar de la dificultad, el rey tras
mucho esfuerzo apareció con el particular abrigo.
Sara
sorprendida, decidió que no la quedaba más opción que irse de palacio para no
casarse con Jaime. Por lo que cogió las joyas, los vestidos y el abrigo de toda
clase de pieles y emprendió el camino. Después de huir y llevar muchos días
caminando, la encontró debajo de unos arbustos un jardinero de otro castillo,
quien al verla cansada y sucia, decidió ayudarla y darla cobijo.
Allí, la
muchacha se sentía maravillada, y pasaba los días ayudando a los miembros de las
cocinas de palacio que se encontraban ocupados ya que todos los días el
príncipe de ese castillo organizaba cenas y bailes.
Sara,
emocionada de oír a tanta gente, pidió a uno de los cocineros que si se podía
asomar al baile, a lo que éste aceptó, pero con la condición de que volviera a
tiempo para llevar el caldo al príncipe antes de acostarse. Ella se puso uno de
los brillantes vestidos, y disfrutaba en el baile, llamando la atención del
príncipe Carlos por su belleza deslumbrante.
Cuando
llegaba la hora, Sara volvía a su función de cocinera y subía el caldo al
príncipe. Así se repetía el proceso durante dos noches más, pero una de estas
noches, después del baile, a Sara se le hizo tarde y subió con el caldo
llevando su pelo sin recoger y las mismas prendas que había usado en el baile,
excepto el abrigo. El príncipe Carlos extrañado, se dio cuenta de que la bella
mujer que le llamaba la atención cada noche era la misma que le subía el caldo,
por lo que emocionado y alegre, le pidió la mano a Sara, la mujer de la que
realmente se había enamorado, y ella muy contenta aceptó puesto que esta vez sí
que se casaría por amor.
Y juntos
vivieron felices para siempre. FINComentarios de la adaptación
Puesto que he orientado el nuevo texto al tercer ciclo de Educación Infantil, he reducido la historia original en bastantes aspectos, como los detalles de los vestidos o las joyas que contiene el cofre, además de reducir la estancia de la princesa en el castillo ya que podría resultar muy repetitivo, añadido a ello el hecho de cambiar personajes como cocinero por jardinero y mencionar otros secundarios sin real importancia.
Esta reducción es debida a que los niños en torno a los 5 años no permanecen atentos escuchando libros durante mucho tiempo.
También he añadido nombres propios a los protagonistas puesto que al ser irreales los niños no se sienten identificados además de gracias a los nombres pueden comprender mejor el cuento.
En cuanto a la eliminación de contenidos, he quitado el tema del "incesto" cambiándolo por el casamiento de ella con otro personaje (Carlos) en su lugar, ya que sería un tema de difícil comprensión y extraño para dichos alumnos, además no considero de gran importancia esa parte del texto para Infantil.
Del mismo modo he realizado una metáfora llamando "sueño profundo" al momento de la muerte de la madre puesto que de esta manera puede resultar menos trágica la narración para dichos alumnos.
Concluyendo con el análisis de la adaptación, he creído importante mantener la figura de los dos reyes así como la ausencia de uno de ellos, además de mantener el concepto clave (abrigo) por el que recibe el título dicha historia "Toda clase de pieles"además de los vestidos. También incluyo la esencia de la huida del núcleo familiar y la celebración de una boda real.
Está bien. Respetas la historia, aunque a lo mejor te has pasado un poco recortando y has dejado la narración como una mera sucesión de acontecimientos. Parece un resumen. No subestimes a los niños si el cuento es interesante y si la narradora lo hace bien.
ResponderEliminarTen en cuenta que en esta actividad hablamos de cuentos, no de libros (como escribes en tu conclusión).